Las caras de todos los cultivadores se congelaron. Un Inmortal Itinerante sonrió y dijo:
—Compañero Daoista, nuestra Secta Divina Imperial perdió algo hace un tiempo. El objeto es muy importante para nosotros. Esperamos que el Compañero Daoista por favor nos lo devuelva.
—Ah, ¿habla de esto? —preguntó Lonemoon, agitando la perla de veta en su mano—. Solo venía pasando y lo recogí. Si le pertenece al Compañero Daoista, se lo devolveré mientras sea capaz de proporcionar una prueba.
—¿El Compañero Daoista quiere decir que recogió esta perla de veta? —la persona preguntó con incredulidad.
—Así es.
—¿Entonces no vio nada más?
—No, nada.
La persona frunció el ceño aún más profundo. Intercambió miradas con los otros cultivadores, y su cara se cayó inmediatamente. Al instante, una supresión combinada de siete u ocho cultivadores de Formación del Alma e Inmortales Itinerantes barrió hacia Lonemoon con una cantidad asombrosa de aura asesina.
