Yi Qing sintió que la Maestra actuaba un poco extraña estos últimos días. Aunque no hubiera diferencia en la superficie con esa mirada helada, de alguna manera siempre sentía que un vistazo de la Maestra por el rabillo de sus ojos a menudo caía en él. Ya sea cortando verduras, lavando o cocinando ingredientes, ella le daba esas miradas repentinas. Y su expresión era muy extraña. Parecían ser preguntas, duda, confusión y alguna…. ¿Ilusión de timidez?
—¿Maestra, sucede algo? —Yi Qing no pudo evitar preguntarle.
La persona que estaba sentada en la mesa, que estaba trabajando con datos, se puso rígida. Sus manos hicieron una pausa, y después de mucho tiempo contestó con frialdad:
—¡No! —fingiendo que no había hecho nada sospechoso, comenzó a soltar el aura fría…
Con eso dicho, se volteó, se encorvó y siguió haciendo clic. Su cabeza estaba casi sepultada en la pantalla delante de ella. Sólo que apareció algo de rojo a los costados de sus oídos.