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Song Ren y Yun Heng parecían estar en desacuerdo. Para ser más exactos, Song Ren no podía soportar a Yun Heng. Cada vez que se encontraban, todo el cuerpo fantasma de Song Ren se sentía incómodo después de sólo intercambiar un par de saludos. En el pasado, cuando Yun Heng estaba ocupado manejando a los otros cultivadores místicos e iba menos a menudo al patio trasero, las cosas eran mejores. Sin embargo, desde que empezó a entrenar, no podía mantenerse alejado. Su cultivo era superior, naturalmente sus habilidades serían diferentes a las de los demás. Sólo podía consultar a Yi Qing y a Lonemoon y no tenía más remedio que pasar por el patio trasero de vez en cuando. Por eso también se topaba con Song Ren más a menudo.
Aunque Yun Heng tenía un buen temperamento, se enojaba cada vez que se ponía en contacto con Song Ren. Song Ren, por otra parte, amaba verlo molesto. Incluso cuando Yun Heng no iba al salón trasero, Song Ren salía a buscarlo solo para irritarlo.
