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—¡No, el Chef no será capaz de pasar por la Tribulación del Demonio Mental en ese estado! —solo ha sido golpeado por más de 50 relámpagos hasta ahora. ¡Quedan más de 30!
—Ah —la mirada de Shen Ying se oscureció—. ¡Entonces vamos a pausarla!
Con eso dicho, de repente extendió la mano e hizo un chasquido en el aire.
Al instante, el relámpago blanco que bajaba del cielo se detuvo justo encima de la cabeza del Chef, como si hubieran apretado un botón de «pausa». Era como si un semáforo en rojo hubiera aparecido entre el cielo y la tierra.
Wow.
—¡Hasta eso puede hacer! —pensó Lonemoon.
Shen Ying caminó firme hacia la persona que estaba siendo sometida a la tribulación. Miró su cuerpo ennegrecido y su expresión de dolor, suspiró, se agachó al lado de él y empujó a la persona.
—¡Chef!
