—¡Hace mucho que no nos vemos, te has convertido en un fénix! —en efecto era el hijo de un dragón y un fénix. Podía cambiar entre las tres formas. Lonemoon acarició el hombro de Yi Qing.
Yi Qing se balanceó y luego colapsó. Shen Ying lo agarró y lo sostuvo:
—¡Chef!
Lonemoon dio un salto hacia atrás en shock. Fue sólo entonces que notó que la cara de Yi Qing se encontraba sin color. Gotas de transpiración bajaban por su cara.
—Mierda, ¿Estás bien? Al instante ayudó a apoyar el otro lado de Yi Qing.
—Estoy bien —Yi Qing sacudió su cabeza y sonrió irónicamente, como si intentara todo para asegurarle a Shen Ying—. No se preocupe, Maestra. Solo estoy extremadamente cansado.
Shen Ying frunció el ceño.
—¿Estás seguro?
—Sí —asintió.
Shen Ying miró al Padre Niu, quién asintió también. Lonemoon suspiró: