Shen Ying caminó hacia la lápida. Al instante, la luz del conjuro sobre la tableta destelló. Caminó a través de ella sin encontrar ningún tipo de resistencia. Una voz familiar sonó desde un talismán de transmisión de voz amarillo que sostenía en su mano.
—Shen Ying, ¿Me escuchas? ¿Ves la formación de conjuro rojo delante tuyo?
Shen Ying miró a la luz roja que titilaba en la distancia y asintió. Luego, recordó que la persona al otro lado no la podía ver y contestó:
—Sí.
—Entra al conjuro por la izquierda. Encontrará un trozo de piedra inmortal en el centro del conjuro —explicó Lonemoon—. ¿La ves?
—Sí.
—Muy bien. Esa piedra es el interruptor que activa el conjuro. Quita la piedra y déjanos entrar.
—¡Bien!
—Estamos aquí para investigar, no para luchar. No toques nada más que la piedra.
—Bien.
—Recuerde, es el conjuro a la izquierda. La piedra de la derecha es una piedra de conjuro, quitarla causará…