Cinco días después, Shen Ying había terminado lo que las hermanas arco iris le habían preparado para el almuerzo y estaba sentada en la mesa comiendo su postre. Aunque la comida no estuviera tan buena como la del Chef, no era mala. Estaba pensando si es que debería pedirles que hagan más comida cuando una figura aterrizó delante de ella.
—¡Maestra!
—¡Hey, Chef! —exclamó Shen Ying. Apartó el postre delante de ella, fingiendo que no había comido—. ¡Volviste!
—¿Está usted… bien? —Yi Qing contempló a la mujer sentada en la mesa, sin atreverse a parpadear.
—¿Eh? —Hizo una pausa—. ¿Qué podría hab…?
Antes de que pudiera terminar de hablar, Yi Qing corrió hacia ella en un instante. Ella apretó sus puños, pero en el momento siguiente, se encontraba en los brazos de Yi Qing. Er…, esto es algo sofocante.
Comenzó a apartarlo, pero luego escuchó suaves sollozos cerca de sus oídos.
—¡Está bien, Maestra… es genial… me alegro!