Antes de que Blackbird pudiera reaccionar, sintió una fuerte tensión y un golpe de viento junto a su oído. Cayó con el impacto y de paso golpeó a Biao Ting, que volaba detrás de él.
Hubo un estruendo y los dos Inmortales Demoníacos cayeron con todo su peso en el agujero. Esta vez, la colina entera colapsó bajo ellos.
—¿Quién fue? —rugió el Mirlo, emitiendo una luz roja por cada poro en su cuerpo. Volvió a su forma original, un ave grande cubierta en llamas rojas. Alzó la vista con furia, pero no podía ver nada. En el aire, la muchacha que se había llevado flotaba lentamente hacia el suelo.
—¿Inmortal Divino? —la muchacha miró sin expresión a su alrededor y luego estalló de entusiasmo. Comenzó a buscar por todas partes alguna entidad—. Inmortal Divino, está aquí, ¿verdad? ¿Ha venido para protegerme otra vez? Lo… lo sabía, sabía que hacer ofrendas era una buena idea.
Shen Ying, a quien le costó mucho subir:
