Tres meses más tarde.
—¡Saludos a la Maestra de Secta y a los mayores de Si Yu! —Si Yu entró al salón trasero, cubierto de polvo y se inclinó ante el grupo pequeño asentado allí.
—¡Hey, Verdecilla! —por costumbre, Shen Ying levantó su mano para saludar a Si Yu y los ojos de ésta brillaron inmediatamente. Su cuerpo agotado se reanimó en un santiamén.
—¿Ya estás de vuelta? —Lonemoon la exploró de pies a cabeza—. ¿Cómo te fue? ¿Salió todo bien?
—¡Sí! —contestó Si Yu. Se quitó el bolso de almacenaje que colgaba de un lado de su cuerpo y se lo entregó—. Todo lo que el Mayor ha instruido, su discípula lo ha completado. Esto es lo que el Inmortal Excelso Shu me dijo que le entregara.
—¿Qué es eso? —Shen Ying preguntó con curiosidad. No había visto a Verdecilla por unos días, ya que había sido enviada por el Padre Niu a un encargo.