Yi Feng tenía curiosidad por señorita sentada perezosamente al lado de él. ¿Quién era esta dama? ¿Por qué ese trato especial de la familia Xuan Yuan?
Pero cuando estuvo a punto de dar voz a sus preguntas, sintió un pinchazo en la mano. Al mirar hacia abajo, vio que la criatura demonio de décima etapa que hace un momento estaba recostada silenciosamente a su lado, había brincado sobre sus pies, con los miembros tiesos y su piel erizada. Su cuerpo comenzó a temblar ligeramente, como si hubiera visto algo espantoso.
—¿¡Eh!? ¿Xue Yin? —¿Qué le pasa?
El movimiento repentino hizo que la muchacha al lado de Yi Feng se volteara y mirara a la criatura en el piso. Preguntó:
—¿Un gato?
—Es una Bestia León Rugiente —explicó Yi Feng.
—Ah —Shen Ying lo miró otra vez. Nunca había visto a esta pequeña criatura antes—. ¿Me pregunto si se puede comer?
La Bestia León Rugiente tembló…, aún más fuerte.