—¿Shen… Shen Ying?
¿Quién era? Nunca había oído hablar de ella. Pero el punto principal era: ¿Desde cuándo esta persona estaba ahí parada? Él era un cultivador de Alma Naciente y, aun así, no había detectado su presencia en lo absoluto. Xi Qiu lanzó una mirada interrogativa a los miembros de la secta, pero todos ellos mostraban expresiones igualmente sorprendidas.
Su corazón inmediatamente se puso en guardia. Echó un vistazo a la muchacha, soltando un poco de su Percepción Divina. Ella reveló que no poseía ningún Qi Espiritual, era sólo una mortal.
Xi Qiu dio un suspiro de alivio, creyendo que no la había notado porque la sorpresa lo había superado. Pero…, era extraño que Yi Qing, un Cultivador de Espada de etapa Corazón Dorado, hubiera elegido a una mujer mortal como su maestra. Aunque el camino de un Cultivador de Espada era arduo, su futuro sería de seguro ilimitado una vez que su corazón llegara a la fruición1. ¿Por qué habría elegido a una maestra como esta?
—Señorita… Shen —Xi Qiu la saludó con una sonrisa. Era definitivamente una mortal. Lo meditó otra vez y sacó por conclusión que quizás esta muchacha era la maestra mortal de Yi Qing hasta cuando él inició su práctica de cultivación. Quizás hasta después de que se iniciara en el Dao Inmortal, no podía olvidar la bondad de su profesor que sólo demostraba la nobleza de su persona. Esto convenció más a Xi Qiu de que debía reclutar a Yi Qing.
—Como ya tienes un maestro, no te obligaré obviamente a elegir otro —sonrió y siguió con sus intentos de persuadirlo—. Pero siempre está la posición de sabio interno en mi secta, y ya que mi Compañero Daoista ya es un Lord Dao de Corazón Dorado, ¿qué le parece ser un sabio interno en mi secta?
Yi Qing frunció el ceño con incertidumbre.
Xi Qiu inmediatamente añadió:
—Aunque los sabios internos sean miembros honoríficos de la secta, por lo general no imponemos ninguna restricción sobre ellos. Puedes viajar como lo has hecho hasta ahora. Solo así, puedes esperar ayuda de mi secta en tus viajes. Por ejemplo, podemos asistirte en asuntos como liberar almas de Estandartes, lo que te ahorraría muchos problemas. Solo instruye a mis discípulos para que los devuelvan a nuestra secta.
En efecto, ser miembro de una secta tenía sus ventajas. Antes que nada, bastaba con ver el caso de Rui Mi. Si él hubiera tenido el apoyo de una secta, podría haber solucionado el problema antes de que el Estandarte Devorador de Almas engendrara al Rey Fantasma.
—Además, mi secta siempre da un trato especial a los sabios internos —Xi Qiu siguió intentando—. Puedes elegir cualquier técnica de cultivación que quieras de nuestro Repositorio Dao. También te proporcionaremos una morada en una cueva separada y un suministro mensual de piedras espirituales y elixires. Si tienes alguna otra pregunta, por favor no dudes en hacerla.
—¿Proporcionan comida? —Yi Qing estaba a punto de volverse a negar cuando Shen Ying de repente hizo esa pregunta.
—¿Qué? —Xi Qiu quedó perplejo por un momento. ¿Qué tipo de pregunta era esa?
Un pensamiento golpeó repentinamente a Yi Qing, quien había permanecido indiferente al discurso de Xi Qiu hasta ese punto. Había una expresión arrepentida en su rostro. Había olvidado que la maestra no había desayunado aún. Esto lo hizo reflexionar de mala forma sobre su capacidad como discípulo.
—¿Maestro Xi, su secta provee a sus discípulos de un suministro diario de comida como arroz espiritual y fruta? —preguntó, en un tono solemne.
—Sí, lo hacemos…—dijo y se preguntó si era esa una condición muy importante ¿Acaso la comida no es requerida solo por los discípulos externos de la secta que aún no practican el Ayuno de grano?—. Si gustas, los puedes obtener en el Salón de Asuntos Externos.
—¡Bien, acepto!
—¡Eh!! ¡Eh!?
¿Aceptó así nada más…, no lo tendría que meditar?
!!! ∑ (゚Д゚ノ) ノ
—Maestro de secta, solo lo molestaré pidiéndole que nos proporcione un lugar con una cocina —Yi Qing juntó sus manos en una forma de agradecimiento.
—Bueno…—Xi Qiu, algo perplejo, llamó a un discípulo para mostrarles el camino.
Sin embargo, el grupo de Yi Qing salió corriendo del salón con el discípulo. Aunque estuvieran algo lejos, aun se podía oír algo de la conversación.
—¡Me muero de hambre!
—Compañero Daoista, por favor llévanos lo más rápido posible. Mi maestra tiene hambre.
—¿Cuánto falta?
—Maestra, no se preocupe. Ya casi llegamos.
—Ah, prepara sopa hoy. He tenido hambre por demasiado tiempo, así que necesito calentar el estómago.
—¡Sí Maestra, ningún problema!
Xi Qiu: …
Xi Chen: …
Maestros del salón: …
¿Qué será de estos Maestra y discípulo tan extraños?
————————
Una formación de conjuro se extendió por todo el salón Jing Qing. En medio de la formación de color dorado, una bandera negra revoloteaba en el aire sin viento. Una gran masa de Qi Fantasma se levantaba dentro de la bandera. Había una formación rota en el centro, pero ni un rastro de Qi Fantasma se podría ver fuera de ella.
Cuatro Sabios de Alma Naciente se sentaron cerca, mirando la bandera en shock.
—¿Qué pasa? ¿Por qué nuestra hechicería es totalmente inútil? —reclamó Xi Chen, frunciendo el ceño y mirando la bandera fantasma en el centro—. Si no liberamos los espíritus malignos, no podemos purgar el Qi Fantasma que está dentro. ¿El sello de la superficie de la bandera ya está roto, pero por qué no hay signos de Qi fantasma emergiendo?
—La bandera fue definitivamente hecha por Rui Mi, él siempre ha sido astuto. Debe haber algún misterio en la bandera que quede por resolver —contestó Xi Qiu con una expresión seria en su cara.
—¿Qué debemos hacer ahora? Si continúa así, el Qi Fantasma sólo se volverá más fuerte.
Xi Qiu dobló sus manos, bastante tenso, antes de contemplar a Xi Chen y dijo:
—Debería pedir que el Gran Maestro venga. Él era experto en conjuros.
Xi Chen inmediatamente sacó un talismán Dhármico y formó un sello con su mano. En un parpadeo, el talismán Dhármico se convirtió en una corriente de luz que voló fuera del lugar. No mucho después, el salón resonaba con el sonido de una voz masculina.
—¿Cuál es la necesidad de verme con tanta urgencia?
Una figura había aparecido de repente en el salón. Parecía muy joven, vestido con una túnica larga y blanca sobre un traje azul, y sostenía una flauta de jade en sus manos. Su cabello llegaba a los hombros, poseía un rostro atractivo y su cuerpo entero exudaba un aura de Qi Purificador de Espíritu. Parecía un inmortal, indiferente a las preocupaciones terrenales, daba la impresión de que podría subir al cielo en cualquier momento.
—¡Nuestros respetos al Gran Maestro Lonemoon! —los cuatro hombres se levantaron y saludaron.
—Hmm —asintió, todavía llevando esa expresión de santa indiferencia. Miraba alrededor, y puso su vista en el Estandarte que estaba más arriba—. ¡El Estandarte Devorador de Almas! ¿Por qué está aquí? ¿No se han deshecho de ese Cultivador Demoníaco?
—Con todo el debido respeto, Gran Maestro, Rui Mi en efecto está muerto, pero no lo matamos nosotros —Xi Qiu hizo una reverencia y explicó—: Fue eliminado por un cultivador itinerante, quien entregó la bandera para que fuera purgada de su Qi Fantasma.
—Hmm —Lonemoon respondió tranquilamente, y al mismo tiempo formó un sello de mano transitorio antes de dirigirlo a la bandera. No hubo respuesta de la bandera, no hizo mucho más que temblar.
—¿Eh? —Lonemoon se sorprendió. Este Estandarte Devorador de Almas realmente podía resistir la hechicería de un cultivador de nivel Formación de Alma.
—Gran Maestro, cuatro de nosotros acaban de intentar lo mismo. Sin importar el conjuro que usemos, esta bandera fantasma todavía no responde. Me pregunto por qué—se explicó Xi Qiu.
—Tal vez se deba al sello en la bandera —Lonemoon miraba la bandera con un ceño fruncido, escudriñándola muy de cerca. Un momento después, comentó—: No sé quién puso este sello. Se ve roto, pero aún tiene mucho poder.
Una idea llegó a la mente de Xi Qiu e inmediatamente dijo:
—Esto puede haber sido causado por el Dao de Espada.
—¿Dao de Espada? —preguntó Lonemoon, volteándose.
—Es un Lord Dao de Corazón Dorado, y tiene una gran reputación entre los cultivadores itinerantes —dijo Xi Qiu riéndose—. Se ha unido a nuestra secta como un Sabio interno. Su nombre es Yi Qing.
—¡Qué! —Lonemoon exclamó, incapaz de mantener su habitual tranquilidad—. ¿Cuál dijiste que era su nombre?
Xi Qiu quedó perplejo. No podía entender por qué el Gran Maestro estaba tan impresionado, pero lo repitió de todas formas:
—Cultivador de Espada Yi Qing.
—Yi Qing, su nombre es Yi Qing. ¿Dónde está ahora?! —se escuchaba cada vez más exaltado. Lonemoon le exigía a Xi Qiu una respuesta.
Xi Qiu, desconcertado, señaló el camino.
—En la Cumbre Yingyuan…
Antes de que pudiera terminar de hablar, el hombre delante de él ya se había ido volando como una ráfaga de viento.
Los cuatro hombres restantes se miraron el uno al otro con asombro por varios instantes antes de que finalmente volvieran al asunto en el que estaban.
—Gran Maestro, el Estandarte Devorador de Almas ¿Qué hacemos ahora con él?