Gordito sintió que le presentaban a Shen Ying por primera vez. La escudriñó de pies a cabeza con incredulidad. ¿Era la señorita Shen así de formidable?
Como si hubiera sentido su mirada, Shen Ying dio vuelta repentinamente y entregó algo en su mano extendida, preguntando con una expresión seria: —¿Quieres frutas?
—¿Eh? —Gordito dudó y miró de reojo la fruta en su mano, la cual obviamente tenía un mordisco, ¿por qué le ofrecía frutas otra vez?
Un momento, ¿sabía ella que esa fruta tenía saliva salpicada de la bestia feroz y por eso se la estaba dando?
No, no, no, la señorita Shen definitivamente no era esa clase de persona, debía ser porque había notado su conmoción y deseaba darle algo para calmar sus nervios. En cuanto a por qué solo era una mitad, debía ser porque era la única que quedaba, ¡debía ser eso!
—No es necesario, gracias, señorita Shen —dijo Gordito sacudiendo la cabeza.