El cuerpo del Alma Inmortal se retorció y comenzaba a hervir en cólera.
—Usted, señorita, no tiene modales. ¡Soy el Inmortal Dorado Bitao después de todo! Aunque ahora sea un alma remanente, todavía soy un Alma Inmortal, ¿Bien? Pero un fantasma todavía es un fantasma… Bien, ¡es un fantasma inmortal!
—Si, si ya entendí. ¡Flote para acá un momento!
—¿Esperas que me acerque solo porque me lo dices? —resopló Bitao. Se quedó en el lugar donde estaba, él también tenía sentimientos.
—¿Maestra…él es…? —preguntó Yi Qing. Las almas remanentes no son normalmente tan fáciles de ver. Considerando que este pasillo estaba lleno de Qi Inmortal multicolor, era aún más difícil divisar el alma remanente.
—Ah, dice que ha estado esperando aquí por decenas de miles de años —explicó Shen Ying con completa normalidad —insiste en pasarme su herencia, pero no lo logra.