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Yi Qing llevó a Shen Ying un poco más cerca de él.
Lonemoon frunció el ceño, tratando de suprimir su cólera. Momentos después, dijo:
—Las pistas de gas morado ya no están. Si queremos encontrarlo-
—¡No! —interrumpió Shen Ying.
—¿Qué?
Lonemoon hizo una pausa. Shen Ying de repente sacó la caja que contenía el gas morado. Una línea delgada salió de la caja. ¡Ahí estaba de nuevo! Esta vez, sin embargo, se inclinaba hacia el Oeste.
—¡Mierda! ¿Por qué está aquí de nuevo?
—No lo sé —Shen Ying inclinó su cabeza—. Acabo de darme cuenta que estaba ahí.
Lonemoon tomó la caja y la estudió más de cerca. Olvídalo, vamos a tratar de buscar en la dirección que nos indica.
Una vez que terminó de hablar, siguió la dirección de la línea morada. Yi Qing trató alcanzarlo.