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—¿Cómo diablos quedaron debiendo tanto dinero? —dijo Lonemoon mirando a los otros dos fijamente.
—Padre Niu, yo… —Shen Ying estaba a punto de contestar.
—¡Tú te callas! —Lonemoon la detuvo y se dio vuelta para mirar al Chef al lado de ella—. ¡Tú dime! —no le importaba Shen Ying, estaba ya acostumbrado a tenerla como carga. ¿Pero desde cuando el Chef se había vuelto tan poco confiable?
—Cuando la Maestra y yo llegamos, llegamos a áreas diferentes de esta ciudad —comenzó a explicar Yi Qing—. Eso fue pasada la hora de almuerzo. Cuando encontré a la Maestra, estaba comiendo en el Comedor Inmortal en la ciudad. La maestra tenía tanta hambre que comió mucho…
—¿Solo fue eso?
La mirada del chef se agitó antes de seguir:
—Me di cuenta que el arroz espiritual de esa tienda estaba bastante bueno así que yo también comí algo.