—¡Inmortal Divino! ¿Está aquí? ¡Si… debe ser! —el rostro de la niña al lado de Shen Ying se encendió cuando se puso de pie inmediatamente. Se volvió y corrió hacia la cima de la montaña.
Shen Ying frunció el ceño y echó un vistazo a la montaña. ¿Esa luz… es Qi inmortal?
Justo antes de ir a mirar, vio la lápida de reojo. Retrocedió, levantó su pierna y pisó fuerte la piedra. Con un ruido fuerte, la piedra se rompió en trocitos.
¡Hmm, así está mejor!
Satisfecha, flotó hacia la cima.