—¡Sí! —Una expresión nerviosa sustituyó la sonrisa en la cara de Lonemoon al explicar—: El lugar santo está en una ubicación muy remota y peligrosa. Así que no es aconsejable entrar físicamente. Si el Hermano Shu confía en mí, puede activar su percepción divina. Lo enviaré allá con este talismán.
Por un momento, Shu Jiang estaba indeciso; la emoción que aparecía en su cara mostraba su lucha interior. Pero al rato, apretó los dientes y asintió con su cabeza:
—¡Creo en el Hermano Lonemoon, comencemos! —al decir eso, se levantó y movió su silla a un lado. Luego, se sentó con las piernas cruzadas en el piso con sus ojos cerrados.
En unos momentos, una imagen flotó por encima de su cuerpo. Ésta era la manifestación de su percepción divina.
Sonriendo, Lonemoon se acercó y dijo: