—¡Batalla!
—¡Por la Horda!
En alboroto estalló en Costasur.
Innumerables cadáveres y sangre interminable de los jugadores de la Alianza y los jugadores de la Horda formaron una ola de sombras rojas y negras en esta pequeña ciudad fronteriza bajo la luz del sol poniente.
—Wayaaa... ¡No me persigan! ¡Mira el paladín moribundo! ¿¡Por qué no lo persiguen!? —en la tienda de la ciudad Yuanyang, un gran ciervo blanco sentado en su silla de la computadora lloró desesperadamente mientras controlaba a su pequeño personaje druida para huir violentamente en la pantalla.
—¡Por la Alianza jajaja! ¡Este jugador de la Horda fue asesinado por el guardia! ¡Jajajaja! ¡Voy a morir de la risa! —de repente se rio de todo corazón.
—¡Campanita! —una voz clara vino por detrás— ¡Mi ida por experiencia se concede! ¿Quieres ir a la nueva tienda conmigo y divertirte?
