Ruan Ning estaba un poco sin palabras; ella nunca había visto a nadie como este dueño de la tienda antes. ¡Acababa de dejar a los chicos afuera y volvió a matar arañas en el juego!
—Por cierto, ¿cómo es que esos tipos se fueron? —Ruan Ning señaló a Huang Shan y a los otros que estaban saliendo de la tienda y preguntó— ¿Es porque encontraron tus cosas no es tan impresionante?
—Hermana Ruan... —Zou Mo señaló a la pequeña pizarra y dijo— Cada jugador solo puede jugar seis horas al día, y jefe los echó ya que el tiempo había terminado... ¡Él rechazó su oferta de darle más dinero!
Zou Mo también sentía como que el método de su jefe de hacer negocios era desconcertante. A pesar de que tenían grandes cosas, comportarse de esta manera era un poco demasiado. ¿Y si enfurecían a los clientes? No podían echarlos a todos, ¿verdad?
Zou Ning se quedó en silencio.
