—¡Chicos! —Lan Mo recibió un mensaje, y su cara se volvió sombría cuando lo leyó. Luego, reunió a gente como Xue Daolv y Ye Songtao a su lado.
—¡Acabo de recibir el mensaje de que esas grandes familias han cortado todos los artefactos espirituales y canales de venta de recursos minerales de nuestra alianza daoísta Wuwei!
—¡Esto es indignante! —la cara de Ye Songtao se puso lívida.
—¡Solo pueden intimidarnos! ¡No se atreven a destrozar esta tienda! —Xue Daolv también parecía furioso.
—Maestro de la alianza Lan, ¿Qué crees que deberíamos hacer?
—En mi opinión —dijo Lan Mo—. Podemos detenerlos y mantener esta situación encubierta por un tiempo.
—Entonces...
—¿Qué más podemos hacer? —Lan Mo dijo— Hemos hecho nuestras apuestas. Si nos sometemos a ellos ahora, pensarán que somos débiles y que les tenemos miedo. ¿Crees que serán buenos con nosotros?
—¡Es mejor que trabajemos juntos y nos arriesguemos!
