El viento helado sopló y provocó que Mu Baizhi temblara. Su expresión se veía extremadamente complicada mientras sus ojos se detenían en Bai Zhen y Bai Biao, que estaban a más de siete metros de distancia.
El Monasterio de Qingcheng se había visto muy afectado y sufrió grandes pérdidas esta noche. Nadie sabía sobre la causa del asunto más que ella. Incluso ella era perfectamente consciente del hecho de que ella era la fuente misma de este problema. La escena del pasado ahora se estaba reproduciendo como una película mientras brillaban dentro de sus ojos, causándole angustia y haciéndole difícil respirar.