Una quietud mortal llenó la habitación mientras Augustino se despertaba lentamente de su letargo. Sin embargo, sus pupilas se contrajeron abruptamente cuando un aura escalofriante llegó a su cuello, provocando que todos los finos vellos de todo su cuerpo se erizaran.
'¿Que está pasando?'
Había imaginado que un día le colocarían un cuchillo de carnicero en la nuca al despertar, pero nunca pensó que ocurriría en su propio salón en esta prisión. Podía sentirse a gusto aquí con el sistema de defensa de la prisión y los usuarios de habilidades leales bajo su mando.
Los ojos de Augustino se movieron al ver la tenue luz que entraba por la ventana. Podía ver los cuerpos en el suelo; los cuerpos de sus hombres leales.