Los ojos de Sander brillaron mientras sostenía su teléfono móvil. Sabía cuál era la identidad de Gus Gilles y no confiaba mucho en el despiadado líder de pandilla, pero las palabras de Gus Gilles despertaron su interés de todos modos.
Amaba el dinero, pero le gustaba más ser el funcionario de más alto rango del campo de trabajo 1319. Estaba seguro de que ser el mejor perro de la prisión equivalía a un flujo constante de fortuna que entraría en su bolsillo.
—Iré. —Después de una cuidadosa consideración, Sander finalmente le dio a Gus Gilles su respuesta.
Mediodía del día siguiente.