En el Grupo Xinyang.
Zhang Yueming dejó su silla y fue hacia la ventana mientras tomaba el teléfono. Quedó un poco aturdido cuando escuchó las palabras de Tang Xiu y de inmediato no pudo evitar reír: —Jajaja, Hermano Tang, que buena broma. Me habría vuelto el presidente de las Naciones Unidas si tuviera tal capacidad. ¿Quién podría estar corriendo su boca haciendo tal broma en frente tuyo?
Al ver a Zhang Zitao tragar saliva, la sonrisa en el rostro de Tang Xiu se tornó un poco más amplia mientras decía: —Además de tu atesorado hijo, ¿quién más se atreve a correr su boca así? Si algo, no es como que no me atrevo a ir a la cena que tú y el Hermano Gu prepararon, ¡sino es porque no puedo ir! Tu hijo me está bloqueando en la entrada de la Universidad de Shanghai con sus valientes hermanos, amenazando con barrer el piso conmigo al confiar en su identidad como serpientes locales. Honestamente, ¡ahora estoy realmente asustado!