Un brillo frío se reflejaba en los ojos de Wang Ming. Dio un paso adelante y dijo con tono severo —puedes humillarme, pero si te atreves a humillar a nuestro Jefe Lobo una vez más, ¿crees que no te joderé?
— ¡Qué tonto!
Tang Xiu se burló —la sociedad está dirigida por la ley, ¿y tu quieres causarme una perdida? ¿crees que terminarás mejor? mucho menos tu que eres solo una hormiga en mis ojos. ¿Crees que puedes desperdiciarme confiando en tu arte marcial trivial e inútil? ¿estás bromeando conmigo?
En este momento, Qiang Escarlata, quien estaba en el asiento del conductor, se acercó rápidamente después de escuchar la pelea afuera. Miró furioso a Wang Ming. A pesar que sabía que Tang Xiu no necesitaba su protección, pero seguía mirando y gritando enojado a pesar de todo — ¿quién demonios eres? ¿te atreves a ser arrogante ante mi jefe? ¿crees que no puedo matarte?
— ¿Eh?