Los ojos de Song Xiang brillaban mientras miraba la puerta de la sala de masajes con un corazón lleno de admiración y gratitud. Independientemente de si Tang Xiu pudo curar a su madre, el solo hecho de que Tang Xiu pudiera permanecer adentro con un olor tan intensamente acre fue admirable.
"Estoy completamente convencido, hermano", suspiró Song Yang mientras jadeaba mientras miraba hacia la puerta de la sala de masajes, con un poco de asombro en su rostro.
"Jajaja. Ahora lo admites, ¿eh?" Song Xiang se rió a carcajadas. "Solo pudimos soportar el olor acre durante unos minutos adentro. Es un milagro que el hermano Tang lo trate como nada. Solo esto es suficiente para que lo admiremos".
Song Yang asintió, pero pareció recordar algo de repente y preguntó con curiosidad: "Hermano, ¿puedes decir qué está pasando allí? ¿Podría esa sustancia grisácea en el cuerpo de mamá ser un ungüento medicinal especial preparado por Tang Xiu?"
