—¡Yifan! Somos hermanos. Yo, Wang Baole, ¡soy un hombre de modales y no alguien tan descarado! —Wang Baole se mostró un poco tímido, pero mientras más tímido actuaba, más intentaba demostrar lo correcto que era. Observó a Zhuo Yifan con una mirada extremadamente clara.
Esa mirada hizo que Zhuo Yifan vacilara un poco. Parada a un lado, Zhao Yameng le entornó los ojos a Wang Baole, pero también sintió que no podía hacer mucho en esta situación. Decidió no preocuparse más por este asunto, y después de considerar la situación por un tiempo, Zhuo Yifan también suspiró y no dijo nada más.
Wang Baole parpadeó y se aclaró la garganta. Pensó para sus adentros que esto era algo que no podría contarle jamás a los otros. No le ocultó deliberadamente esto a los dos, pero sencillamente habían demasiados secretos en el mundo interno de Wang Baole.
