Un momento después, la distante voz de la Pequeña Missy sonó en su cabeza.
—¿Has pensado en alguna solicitud y has decidido convocarme de nuevo? Vamos, dime qué quieres.
Wang Baole sonrió al escuchar sus palabras. Había un leve parpadeo en sus ojos. Sus palabras habían expuesto su motivo exacto para invocarla. Solo por eso, inmediatamente pudo concluir una cosa.
La Pequeña Missy, sin duda, pudo observar el mundo externo, ya fuera a través de sí mismo o por algún otro medio. El fragmento, por ejemplo, debe haber sido algo de lo que ella sabía tan pronto como él lo adquirió.
Pero ella no había dicho una palabra al respecto...
—Pequeña Missy, me has entendido mal. ¿Soy ese tipo de persona? Había planeado darte este fragmento como regalo de cumpleaños —parpadeó Wang Baole y dijo de inmediato, sin dudarlo.
—¿Regalo de cumpleaños? —La pequeña Missy se congeló.
