Mientras Wang Baole miraba el hielo que se había derretido repentinamente, el enorme palacio que se había revelado inesperadamente ante él y el rayo de luz roja que se elevaba hacia el cielo, su respiración se detuvo momentáneamente. Su cabello se alborotó cuando ondas de energía espiritual ondularon desde el imponente haz de luz. Tropezó hacia atrás por la fuerza de la energía espiritual.
La tierra a su alrededor comenzó a temblar. Era como si una bestia feroz que había estado en un sueño profundo durante eones hubiera abierto los ojos de repente. ¡El increíble poder que emanaba de él al despertar sacudió al mundo!
Puede que no sea apropiado comparar a Wang Baole con una hormiga al lado del palacio, pero aún así era increíblemente pequeño en comparación. El tamaño del palacio y el aura que exudaba daban la impresión de algo inimaginablemente majestuoso y vasto.
