Parecía que las palabras de Wang Baole habían alterado a la Pequeña Señorita. Wang Baole podía escuchar que su respiración se aceleraba en su mente.
Inmediatamente se sintió complacido consigo mismo. Después de todo él era el hombre más apuesto en toda la Federación. Podría hacer que decenas de miles de mujeres cayeran a sus pies con un chasquido. Encantar a la Pequeña Señorita era pan comido. Respiró profundamente, con la intención de continuar su apasionada declaración de amor eterno con más sabor, y utilizarla para crear una oportunidad para persuadirla para que se retirara.
—Basta gordito. Deja de actuar y empieza a trabajar, ¡rápido!