En el Dominio Oscuro Desolado, al otro lado de la Montaña del Sonido Trueno, la súper nave de guerra Roedor ardiente estaba luchando por la tormenta. Las nubes y los truenos no eran aterradores, pero la turbulencia de la energía espiritual y las brechas espaciales que ocasionalmente aparecían entre ellos eran como los arrecifes fatales en el mar poco profundo que Roedor ardiente debe evitar cuidadosamente.
Si el buque de guerra se estrellara accidentalmente en una brecha espacial y parte de ella se teletransportara al otro mundo, sería el desastre más horrible. Ahogada en la noche sin fin, Roedor ardiente, que tenía docenas de kilómetros de largo, no era más que una canoa en la marea creciente, incapaz de moverse por completo a voluntad propia.