La cabeza de Li Yao estaba mareada, su garganta estaba llena de sangre. Pero no estaba seguro de si debía reír o llorar. El escenario era bastante familiar, aunque con el bombardero y los bombardeados cambiando sus roles. Antes, él era el que había creado una gran cantidad de trampas para sobrevivir cuando era perseguido por enemigos fuertes; hoy, él era el que estaba cazando, mientras que Wang Ji, un demonio de renombre, se había visto obligado a huir como una rata con la cabeza en las manos y recurrir a bombas trampas para luchar contra él.
— Fui demasiado descuidado. Pensé que era invencible con la extensión de Ares. ¡Pero Wang Ji es mucho más astuto que antes! Como experto en bombas, fui negligente y caí en la trampa. ¡Este es realmente un terrible error!