—¡Qué raro veneno!
La voz interesada del diablo mental salió de lo más profundo del cerebro de Li Yao. Cuando la flecha afilada pasó a su lado justo ahora, Li Yao había calculado la distancia y posición más precisas, permitiendo que la piel de su oreja se lastimara con la flecha para poder recuperar una muestra del veneno para su análisis.