—¿Lo… lo dices en serio? —Preguntó un demonio de sangre caótica cubierto de escamas, con una parte inferior del cuerpo parecida a la de una boa y una cuchilla de hueso afilada en su antebrazo derecho.
Su lengua era excepcionalmente larga y bifurcada, lo que le dificultaba hablar, pero Li Yao podía distinguir fácilmente la seriedad de sus palabras. El personal de la Isla de los Esqueletos sonrió y dijo lentamente:
—La Isla de los Esqueletos se ha convertido en la arena más grande de la Ciudad de la turbulencia del vacío sin nada más que una palabra: reglas.
Quien gane cinco batallas tendrá libertad. Es una promesa que el maestro de esta isla hizo al Rey de la hormiga de fuego. ¡Incluso si no crees en el amo de la isla, al menos deberías creer en el Rey de las hormigas de fuego!
El personal miró por encima de ellos y continuó.
