Dieciséis líneas interconectadas de balas ardientes diseccionaron el alma de Cultivador de la etapa del alma naciente ¡como rompecabezas! Espada del infierno gritó miserablemente y luchó duro. Una voz menguante hizo eco en el fantasma retorciéndose.
—Inmortalidad… Inmortalidad… Inmortalidad…
Sin embargo, la voz débil fue eclipsada por las balas rugientes. Era como una pequeña chispa que fue abrumada por una marea enorme. El fuego del alma de Espada del infierno se contrajo y disminuyó a una velocidad visible hasta que estuvo más delgado que nunca. Un minuto después, Li Yao dejó de disparar.
¡Huala!
El piso del nivel superior no pudo resistir la barrera y se derrumbó, levantando una tormenta de polvo. Con tristeza, Li Yao llevaba el arma en su hombro mientras caminaba lentamente entre los escombros, buscando.
