Observando a la anciana Taitish de "noventa años" en su estado moribundo, Sheyan le quitó el velo y se cubrió los ojos con gran angustia. Luego, se quitó los pantalones y se abalanzó.
Suspirando, se lamentó. —Olvídalo, salvar una vida es más meritorio que construir una pagoda de siete pisos. Deja que este viejo le inyecte una dosis de estimulante cardíaco de color blanco lechoso.
La llama de una vela parpadeó y finalmente se apagó. Media hora después, Taitish se levantó con los espíritus revitalizados.
¡Oh no, por qué he sacado la edición íntegra!
...
El capítulo real comienza aquí:
En el presente, la vitalidad de Taitish estaba al borde de disiparse, llevándola a transformarse en un estado tan enfermizo y envejecido. Sin embargo, en ese momento crucial, Sheyan de repente recordó algo que Taitish mencionó anteriormente: