Sheyan observó la habitación, notando que ese japonés todavía tenía la espalda mirando hacia ellos; como si él estuviera completamente inconsciente. La hembra también preparaba el té con diligencia y sin la más mínima molestia. En vez de eso, las gotas de té derramadas expusieron su nerviosismo.
El Presidente de la pandilla Unión Bambú miró a Sheyan con expresión cenicienta; sus ojos a punto de salirse, golpeando con ambas manos sobre el suelo de madera, exclamó.
—¡Ven, hazlo! La pandilla Cuatro Mares fue capaz de contratar a un monstruo como tú, de hecho, soy yo, la desgracia de Gu Yuean.
La persona que Sheyan acababa de matar se llamaba Huan, en cuanto al presidente, su nombre era casualmente Gu Yuean[i]. Sin embargo, Sheyan no podía molestarse con él, dejando a un lado su camisa llena de agujeros de bala mientras quitaba un traje negro de uno de los cadáveres y se lo ponía. Preparándose para salir, los ojos de Gu Yuean se abrieron de par en par en conmoción.
