En las afueras de la Capital Real, había una región que llena de maleza y vegetación y bambú. Este bosque de bambú estaba situado justo delante de una parte del Bosque Oscuro y era extremadamente tranquilo y silencioso.
Wentian Qin y Feng Lu llegaron a este lugar particular y contemplaron el verdor brillante del bosque de bambú que estaba lleno de una vitalidad rebosante.
—Hemos llegado, pero no puedo acompañarte dentro —Feng Lu sonrió con amargura—. Nadie se atrevería a abrirse pazo a la fuerza y entrar en el bosque sin anunciarse.
Wentian Qin asintió ligeramente con la cabeza y cargando con Granujilla, dio un paso adelante y anunció:
—Soy Wentian Qin, de la generación joven, y he venido a presentar mis respetos al anciano Gongyang.
—Puedes entrar —dijo una voz que procedía del bosque de bambú. Wentian Qin solo veía los árboles de bambú ante él y parecieron cobrar vida y cambiar de posición cuando se abrió un camino por el medio.