Xue Yuan ya había abandonado el lugar. Sin embargo, mientras paseaba tranquilamente por los terrenos de la Academia Real, descubrió que varias personas corrían hacia la cocina, e incluso circulaba el rumor de que alguien había venido a crear problemas a propósito, afirmando que la pintura mística era de él.
El pánico se apoderó de su corazón, e inmediatamente se apresuró a regresar a la galería. Allí escuchó casualmente la conversación entre Qin Wentian y ese Anciano, y fue testigo de la llegada de los de la Red de Transporte Aéreo.
En ese momento, ella estaba de pie entre la multitud, su semblante incomparablemente pálido.