No se sabía por cuánto tiempo se había mantenido vivo este árbol altísimo.
Qin Wentian caminaba hacia los frutos que emanaban la voluntad del Mandato de Espacio.
La razón por la que él quería estas frutas no era para él, los quería para Qing'er.
Desde su viaje desde Ciudad Cielo Armonía hasta ahora hubo varios que lo ayudaron. Su padre adoptivo Qin Chuan, su estimado Maestro Mustang, su Hermana superior Luo Huan y también Hada Qingmei. Qin Wentian tenía una deuda de gratitud con esta gente.
Especialmente a la efímera fría celestial doncella Qing'er, le debía demasiado.
Qing'er no era excelente para conversar, prefería permanecer en silencio. Ella siempre había tenido un temperamento frío, pero en aquel entonces debido a una orden de Hada Qingmei había permanecido a su lado, protegiéndolo desde las sombras. Solo así ya habían transcurrido entre siete y ocho años.