Un siniestro resplandor carmesí coloreaba los cielos fuera de las puertas de la Capital Real. Una sensación palpable de tensión y violencia estaba en el aire.
Chu Tianjiao se paró tranquilamente sobre las puertas de la ciudad, unos cuantos expertos actuaban como protectores detrás de él.
—Qin Wu —su mirada atravesó el espacio, aterrizando en una lejana figura blindada. Los ojos de la figura eran como antorchas mientras penetraban a través de la lluvia de sangre, mirando fijamente a Chu Tianjiao.
Chu Tianjiao comprendió profundamente la aterradora astucia y la gran previsión de Qin Wu. Escondido en reclusión durante tantos años, construyendo sus fuerzas bajo los ojos y la nariz del Clan Real. De hecho, tal personaje debía ser muy temido.