El tío Jekill se dió a la fuga, en su lugar se presentó el tío Hyde; quien me da una gran sonrisa seductora. Sé que había agarrado la cabeza de Rowina y la obligó a practicarle sexo oral, hasta hacerla sentir horcadas.
Él vió la cara de disgusto que había puesto, que detuvo un poco la tortura sexual a la que le estaba sometiendo.
-- Walter sería tu padrino biológico si tu padre y él fueran hermanos de sangre-- y apoya su cabeza en su mano, que había colocado en el apoyabrazos.
-- Sabes quiénes eran mis padres?-- pregunté esperanzada.
-- Becca-- pronuncia mi nombre antes de concluir la conversación--. Aunque lo supiera, no te lo diría.
Le conté la conversación que había mantenido con los dos tíos a Hércules.
Por lo que ví, él secretamente apoyaba la noción de que yo no supiera quiénes me habían traído al mundo. Pero no lo dijo, es más ni siquiera me apoyó cuando le pedí que me ayudará a averiguarlo.
Sentí como si él estuviera escondiendo algo más que yo no debería saber.
Eso era una de las cosas que me molestaban de mi marido. No importaba el hecho de que con esta acción creía que me protegía. Estaba muy equivocado, estar en la ignorancia era lo que más vulnerable me hacía.
Salí de la casa a escondidas y fui a cazar.
Corrí por las calles de Connecticut, como si fuera del lugar. Me daba la sensación de que ya había vivido en esta ciudad por una temporada. Por la forma en que me movía y dónde podría ir a encantar mi comida gourmet especial.
Ví a Leo dando vueltas, como buscando algo y sonreí.
Una gran sombra negra estaba pegada a él, eso solamente podía significar una sola cosa. Él era una parte de ellos.
Él no se dió cuenta hasta que era demasiado tarde para correr por su vida. Ya le había clavado el diente y su sangre azul estaba empezando a recorrer por mis venas.