(POV de Krenalis)
Mi hijo Astalris, es un genio.
No hay otra palabra para poder describirlo. Cuando antes de cumplir en año ya caminaba me sentí muy orgulloso, dije sin pensar que podría ser un genio y hasta alardee un poco con mi mujer.
Pero ahora que los meses y años han pasado, no tengo duda alguna.
Mi pequeño Astalris tiene ya 6 años, casi siete. Y en ese corto tiempo, he llegado a entender que no solo es diferente a los demás niños sino que es especial.
Aveces, debo confesar que mi asombro rosa el miedo, pero tengo motivos para sentirlo.
Astalris a los pocos meses de cumplir un año, ya empezó a lograr hablar más palabras Que un niño común, para luego empezar a hablar a articular oraciones enteras y al casi cumplir tres años ya hablar perfectamente, más elocuentemente que muchos adultos que conozco.
Su nivel de comprensión era monstruoso, cuando cumplió tres años le pidió Aeris que le enseñase a leer, básicamente para sus 4 años ya había leído todos los libros de mi biblioteca, cualquier cosa que le preguntasen podía responderla sin problema alguno y tenía una memoria perfecta, recodaba incluso las páginas y textos exactos de cualquier libro que llegase a su mano.
Cuando cumplió 5 años me pidió que le enseñase el arte de la herrería, debo aceptar que al escuchar esas palabras de mi pequeño hijo mi corazón sintió felicidad, uno de mis grandes sueños era que mi estirpe continuase mi legado en la herrería, un sucesor pensé.
Me propuse entrenar y cultivar la motivación que mi hijo mostraba y que pudiese llegar a ser un herrero Artesano o quizás un Maestro, que diablos hasta un Gran Maestro como su ancestro si lograba heredar el talento de su padre.
Pero mis intentos fuero en vano. No porque Astalris no quisiera aprender o no tuviera talento, sino porque yo, un herrero Avanzado, uno de los mejores de la ciudad, no tenía nada que enseñarle.
Al principio le di varios libros con muchos minerales y conceptos básicos de la herrería, cualquier aprendiz novato como los muchos que he entrenado demoraría en el mejor de los casos unas semanas en dominarlos, pero Astalris demoró dos días.
Luego empezó el solo y sin mi ayuda a devorar los libros de mi estudio, se limitaba a hacerme consultas sobre nuevos minerales y técnicas descubiertas en los últimos 300 000 años, como si las anteriores ya las tuviera claras.
Luego dejo de visitar mi herrería y mi estudio, al inicio pensé que se había aburrido o que intentaba hacerse el duro o inteligente por mí, para hacerme sentir orgulloso, pero tras empezar a hacerle preguntas y proponerle problemas e hipótesis, me di cuenta que había cometido un error.
Mi hijo ya no me preguntaba o me buscaba no porque no estuviera interesado, sino porque ya no había nada más que yo pudiese enseñarle.
Como maestro, había fallado, mi alumno me había superado y no tenía nada más que señalarle. ¿En verdad fui su maestro o solo una fuente proveedora de libros?
La decepción y frustración me invadió, pero por otro lado, como padre el orgullo me inundaba.
Mi hijo era un genio, teóricamente dominaba todo lo que yo sabía y más, de hecho intenté hacerle algunas preguntas de dudas que tenía sobre mis proyectos y logró resolverlas con facilidad. Gracias a eso mi habilidad aumentó mucho más y la facción se vio bendecida. Con un poco más de estudio y esfuerzo estoy seguro que en unos meses podría intentar tomar el examen para herrero nivel experto y superarlo.
Astalris podía llegar a ser un Gran Mastro, estaba seguro. Ahora por su condición física era un poco complicado que blanda los pesados martillos e instrumentos, pero con el tiempo estaba seguro que lo lograría, solo tenía miedo que su interés se fuera por otra rama.
Hace unos días le pidió a su madre que le enseñase artes marciales y a usar la espada. Amo a mi esposa pero espero con todo mi corazón que su atención no se desvíe y su talento se desperdicie.