En la sede central de la Iglesia de la Luz, en el planeta de Eneron, se podía ver a un viejo sombra sentado pacíficamente en un gran jardín. Plantas resplandecientes de todos los tipos crecían de la tierra en este jardín, desde hermosas rosas que emitían auras rosadas a tulipanes brillantes que goteaban la luz solar, a una variedad aún mayor de maravillas.
Este anciano, vestido con una toga larga y blanca con las insignias de la Iglesia de la Luz, miró a su alrededor al hermoso jardín, con una mirada de dicha pura en su rostro mientras sonreía.
—Paz interior... —murmuró, cerrando los ojos al ponerse en una postura meditativa. El anciano respiró hondo, haciendo que el aire a su alrededor temblara con fuerza. Esta muestra total de poder físico, la capacidad de causar una tormenta menor simplemente al respirar, hacía evidente que el cuerpo físico de este anciano estaba en un nivel absurdo.