—Increíble…— Darrel Bold miró todo, las increíbles explosiones de fuerza y luz, en estado de shock puro y asombro. Su rostro estaba pálido, el aura de clase Rex que lo rodeaba titilaba.
—Hombres. ¡Retírense por la puerta! ¡Conquistaremos la prueba con tesoros la próxima vez! —ordenó Darrel audazmente a sus hombres que escaparan, sin querer tener nada que ver con lo que estaba sucediendo.
Al mismo tiempo, grabó la imagen del guerrero feroz en su mente, un ser llamado Dorian que cambiaba entre diferentes formas físicas, con una fuerza que no podía desentrañar.
Dorian había apagado el alma y la presencia de una ominosa criatura de clase Rex, de la cual incluso Darrel se sintió amenazado, con lo que a Darrel le pareció un toque despreocupado. Luz brillante y energía habían explotado fuera de la criatura, e inmediatamente después, su presencia se desvaneció, destruida.
—¡Retrocedan! ¡Nos encontraremos con mi hermano en el patio!