Trajan se sentó en uno de los techos de tipo tradicionales de una de las casas de madera, sus ojos vacíos brillaban ligeramente de rojo. El techo tenia cuatro arcos largos que bajaban hacia cada una de las cuatro esquinas y estaba cubierto de tejas manchadas de gris. Él estaba sentado en el medio del techo con sus manos juntas.
Inhalo profundamente y después dejo salir el aire.
Una sola lagrima cayo por su rostro, cayendo sobre el techo en silencio, así como la última luz del atardecer desvaneciéndose en la oscuridad.
Probus había muerto.
—Mi amigo… mi hermano…
Las manos de Trajan temblaban mientras las miraba con su visión de energía. Después sujeto sus manos alrededor de su propio cuerpo, abrazándose a sí mismo.
—¿Qué es lo que soy sin ti? —suspiro mientras el enojo crecía en su voz—. Tú eras todo lo que me quedaba.
Hace unos minutos, Trajan caminaba de un lado para otro dentro de la pequeña casa.