—Gran señor, vaya con precaución. Cabe la posibilidad de que estos dragones no reconozcan el aura propia de la ley de la Ira, no después de tantos años desde que dejó de existir, aunque hay aquellos, como mi persona, que están familiarizados con ella y pueden reconocerla —la voz de Líder era calmada, aunque cargada con seriedad mientras le hablaba a Dorian.
—Se que deseas mantener tu identidad como un secreto por un tiempo y si tenemos que matarlos, eso podría arruinar sus planes —Líder tenía una confianza enorme en la fuerza de Dorian.
Dorian lo miro a los ojos mientras sonreía con arrepentimiento en su mente.
«No pongas tanta confianza en mí, Líder. No creo poder hacerles competencia a esos dos».
En su nivel actual, había poca probabilidad de que pudiera sobrevivir una pelea con cualquiera de los dos dragones.