—Escaneando… Estas parecen ser dos manzanas doradas, frutas mágicas muy raras que se forman mediante una condensación densa de las leyes del universo—respondió Ausra, con su voz fría.
—De acuerdo, bueno, ¿Qué hacen? ¿Qué tienen de especial?—preguntó, mirando a las dos pequeñas delicias. Tomó el par con cuidado, con sus largas garras moviéndose lentamente para evitar pincharlas. Un débil rastro de luz emergía de los frutos mientras los movía, dejando un rastro intangible.
—Las manzanas doradas pueden usarse en una variedad de artefactos o medicamentos, mejorando en gran medida su eficiencia. La condensación de las leyes del universo en estas frutas es ampliamente mayor que en objetos normales. El comer una de estas frutas causaría el bautismo de las leyes del universo en tu alma, orientado al elemento que contenga el fruto—respondió Ausra.