El cerebro humano puede sobrevivir entre tres a seis minutos después del cese de la circulación sanguínea y la respiración. Cualquier cantidad mayor que esto causará daño permanente o la muerte. Dorian había aprendido este dato en una clase de salud que había tomado, cuando estaba en la Tierra en su época universitaria. No sabía si la misma lógica se aplicaba aquí, en el extraño universo.
Este pensamiento se sacudió en su mente mientras miraba fijamente el cuerpo de William, sacudido hasta la médula.
Un hombre, casi un extraño, acababa de dar su vida por protegerlo. Es cierto que él había salvado la vida de este hombre antes, pero no había esperado nada de parte de William. Tener a alguien que sacrifique su vida para protegerte… era una sensación que no había experimentado nunca.
El tiempo pareció ralentizarse cuando miró hacia arriba, hacia el hombre de piel roja que acababa de atacarlo.
Y luego de regreso al cuerpo inmóvil de William.
El corazón de Dorian parecía congelarse.
Sintió que su mente entraba en un estado frío y tranquilo. Comenzó a analizar todo a su alrededor, sus pensamientos corrían a una velocidad sobrenatural.
«Poder… Poder.
»Necesito poder.
»Si tuviera poder, nada de esto habría pasado.
»NADA DE ESTO HABRÍA OCURRIDO —sus pensamientos comenzaron a volverse confusos, su mente temblaba, su estado mental frío se derritió.
»Necesito poder. Necesito poder —su propia alma comenzó a temblar, no podía protegerse a sí mismo. No podía proteger a los demás. Alguien ya había muerto, para protegerlo.
»Yo solo quería vivir.
»No quería lastimar a nadie.
»No quería que nadie muriera por mí.
»No quería nada de esto.
NO QUERÍA NADA DE ESTO», su voz gritó dentro de su cabeza, reverberando a través de su alma.
Sus ojos comenzaron a emitir una pequeña luz blanca que emitía un aura pura e ínfima.
Algo dentro de Dorian se rompió.
«Mi alma tuerce el Destino», pensó, mirando de nuevo al hombre de piel roja. «El Destino es afectado por mi voluntad. MI VOLUNTAD».
Débiles reverberaciones empezaron a emanar de su alma, tan débiles que eran imperceptibles, incluso para Dorian. En el más profundo hueco de su alma, un débil e intangible bucle de oscuridad se hizo visible por una fracción de segundo, pero luego se desvaneció al instante.
«AVANZA».
..
—Mierda —murmuró Eren, su cara normalmente roja se enrojeció de un tono más oscuro, el temor y la ira mezclados en él—. En verdad es una bestia de clase Rex.
El aura que el dragón emitía delante de él era imposible de confundir. La bruma roja que comenzaba a descender, el miedo primario que sintió en sus huesos. Su verdadera forma dracónica había sido revelada, mudando su disfraz de salamandra roja.
Cada célula de su cuerpo le gritaba que escapara, que huyera.
Su pecho se movía mientras se quedó mirando al dragón de escamas esmeralda, con su deseo de venganza luchando poderosamente en él.
—Todavía está allí… ¿Tal vez está debilitado?
Aun bajo el extremo terror infligido por un aura de clase Rex tan poderosa, Eren todavía era un titán de clase Dominus. Mientras miraba a la criatura que tenía delante, no podía sentir una amenaza física poderosa.
Sin embargo, había bloqueado su último ataque tan fácilmente, forzando a algún tipo de títere flotante de protección o algo por el estilo en frente de él.
Mientras su cuerpo temblaba, se le ocurrió una idea. Si quería matar a esta criatura, tendría que acercarse más y en persona. Usaría el hechizo más poderoso que conocía. Necesitaba dar un paso adelante, y atacar físicamente al dragón, matándolo de una vez por todas. Bloquearía cualquier ataque de largo alcance que enviara. Necesitaba hacer uso de su poderoso físico, y paralizarlo en un solo golpe.
—Magia de dispersión: lanza de Osiren.
Se trataba de un hechizo de clase Dominus, uno que gastaba casi toda la energía que le quedaba. La lanza de Osiren era un hechizo completamente enfocado en perforar. A diferencia de otros hechizos, éste no devastaba los alrededores, su área de efecto era bastante pequeña.
Era simplemente bueno en una cosa. Perforar a través de cualquier cosa. En su mano, apareció una lanza roja y corta. Una que desprendía solo el más leve indicio de aura.
Uno de sus más grandes hechizos.
Eren gruñó mientras miraba a la vil bestia, con sus ojos rojos de ira. Le daría a ésta todo lo que tenía.
..
Dorian observó sin emoción cuando el hombre de piel roja saltaba hacia adelante, con su cuerpo difuminándose. Los movimientos del hombre eran increíblemente rápidos, llegando al frente de su cuerpo dracónico en un instante. Se formaron pequeños cráteres en el suelo cuando el hombree de piel roja aterrizó, cayendo a un metro de él.
Aun si hubiera querido esquivarlo, habría sido físicamente incapaz de hacerlo.
—Parece ser un titán de clase Dominus, en su forma condensada —la voz de Ausra hizo eco en su mente, informándole lo que estaba enfrentando en la fracción de segundo anterior a ser atacado.
—¡MUERE BESTIA! —la voz del titán era increíblemente fuerte mientras avanzaba con una lanza roja brillante.
Una lanza que se hundió directamente en el pecho de Dorian.
La sensación de ser apuñalado para Dorian se sentía como si acabara de ser golpeado. Podía sentir los músculos en su pecho retorciéndose de dolor, sangre negra brotaba de su boca cuando uno de sus pulmones fuer perforado, fallando apenas en dar al corazón. Su cuerpo fue aplastado hacia atrás varios metros por la fuerza del impacto, pero la lanza permaneció dentro de él, así como el ser que estaba delante suyo.
La lanza roja atravesó limpiamente a través de él sin siquiera el más leve indicio de resistencia, todavía sujeta por la mano del titán. Era casi como si sus escamas, huesos y músculos no existieran en absoluto, y la lanza estuviera simplemente apuñalando el aire.
Detrás de Dorian, un pequeño túnel de cuatro pulgadas de ancho se formó en el puente de mundo mientras una fuerza increíblemente poderosa disparada de la lanza aniquilaba rocas, piedras y todo lo que encontrara a su paso en las tres millas cercanas.
—¡Blaarg!
Aún más sangre explotó de su boca cuando el hombre torció la lanza, mirándolo con furia. Dorian miró al titán, su boca de dragón estirada en una sonrisa torcida triste
—Deberías haber ido por la cabeza.
—AUSRA, ABSÓRBELO —rugió desde su mente.
—Los resguardos dejados por su…— comenzó a responder Ausra.
—ABSÓRBELO —interrumpió Dorian a Ausra, tomando el mando y dispuesto con cada fibra de su ser.
Un haz de luz blanca cegadora salió de las profundidades de su alma, obedeciendo sus órdenes. Se activó una de sus dos absorciones restantes. Esta luz abarcaba completamente al hombre de piel roja en frente de él.
En el momento en que lo hizo, una mirada de terror y espanto apareció en el rostro del hombre de piel roja.
—¡¿Qué?! ¡¿Magia?! ¡¿Divin…?!
Antes de que pudiera terminar de hablar, su cuerpo parecía estremecerse. Un momento después, el hombre de piel roja se desintegró, con su cuerpo convertido en cenizas. Murió sin la posibilidad de resistirse. La lanza en el pecho de Dorian se desvaneció al instante, quedando solo la herida abierta.
Cuando el hombre de piel roja murió, Dorian sintió que algo se derrumbaba en su alma.
Un peso enorme e intenso lo aplastaba. Como si mil montañas estuvieran colocadas sobre sus hombros, sosteniendo el peso del mundo. La esencia misma de su cuerpo y alma parecía crujir, a punto de romperse.
Ignoró esta sensación mientras arrastraba su cuerpo hacia adelante para tumbarse en el suelo, cerca del cuerpo de William. Apoyó su garra derecha en el pecho de William, mirando el horrible agujero en su pecho.
El cuerpo del mago estaba destruido, quizás de manera irreparable. Su corazón entero había sido destruido, al igual que gran parte de su pecho y pulmones.
No importaba que no estuviera respirando, o que la sangre no estuviera circulando. No había posibilidad de que su cuerpo fuera capaz de sobrevivir.
—Ausra. ¿Cómo puedo salvarlo? —preguntó con calma, ignorando el dolor punzante que estaba comenzando a destruirlo.
—¡Tu alma actualmente está sufriendo una Discordancia! La muerte es inmi… —respondió Ausra, advirtiéndole.
—Ausra. ¿Cómo puedo salvarlo? —preguntó por segunda vez, esta ocasión usando toda su fuerza de voluntad.
La voz de Ausra en su cabeza parecía congelarse, y luego comenzó a responder,
—Su cuerpo está dañado más allá de la reparación. Su sistema neural entero ha sido gravemente dañado, la mayoría de sus órganos han fallado, y su corazón y pulmones están destruidos. Ya no puede salvarse —la respuesta de Ausra fue fría.
Dorian sintió que otra ola de dolor lo inundaba, dejándolo casi inconsciente. Instintivamente, sabía lo que estaba pasando.
Había absorbido la energía y el linaje de un titán de clase Dominus. Un ser que era mucho, mucho más poderoso que él para absorberlo de manera segura en ese momento. La energía tremenda estaba abrumando su alma mientras trataba de integrarla, y lentamente lo estaba matando.
Cuando esta ola de dolor lo golpeó, una serie de pensamientos o conceptos corrieron a través de su mente.
La energía pura y sin adulterar que estaba recorriendo a toda velocidad fuera de su alma que estaba bajo su control. Que el cuerpo de William estaba destruido, y él estaba muriendo, pero como cualquier otro ser, su alma, y su matriz de hechizos del alma deberían estar presentes, intangibles, pero dentro de él.
El hecho de que ese mago antiguo que había conocido hubiera vivido por cientos de años, según él, con solo su alma y su matriz de hechizos del alma. Una idea comenzó a echar raíces.
Comenzó a enfocar su voluntad, ordenando que el poder impresionante que estaba tratando de fusionarse con su alma se expulsara, fuera de su ser, la acumulación de energía y sangre formaban una esfera de luz roja oscura en frente de él.
Mientras lo hacía, sentía que el increíble dolor que había afectado a su cuerpo disminuía, la agonía y el estremecimiento que tenía casi habían desaparecido por completo.
—¡Peligro! Se desconocen los riesgos de remover una parte absorbida, no se sabe qué pasará con su conexión intangible, los resguar… —la voz de Ausra comenzó a resonar en su mente.
Ignoró la advertencia de la genio, mientras miraba hacia adelante, atentamente al cuerpo de William.
«Funciona», deseó, con su mente enfocada. Una vez más, diminutas, débiles reverberaciones sacudieron su alma, indiscernibles incluso para él.
«Combinar. Absorber juntos. ¡COMBINAR!»
Su voz mental se hizo cada vez más y más fuerte cuando la pequeña esfera de luz roja oscura comenzó a vibrar. Por un segundo, parecía estar congelada, y un instante después se lanzó hacia adelante, chocando con el pecho de William.
Pasó un momento de tensión. Dorian sintió que la sangre comenzaba a salirse del gran agujero de su pecho, su cuerpo trataba de regenerarse de la herida fatal. Comenzó a sentirse mareado, su cabeza comenzó a sentirse aturdida.
Gradualmente, un nuevo orbe de luz comenzó a emerger del pecho de William. Uno que era débilmente transparente. Un orbe grande, transparente y rojo de un pie de longitud. Uno que parecía estar cubriendo, como un capullo a un orbe blanco y opaco, mucho más pequeño.
Tan pronto como este tercer orbe terminó de emerger, se disparó hacia atrás como si estuviera en una cuerda hacia Dorian, chocando con su propio pecho, y deslizándose hacia el interior sin inconvenientes.
Instantáneamente su mente sintió una forma de conexión. Este orbe de luz apareció mentalmente al lado de su propia alma intangible, una al lado de la otra.
Ya no trataba de abrumar a su alma.
Tan pronto como se estableció con éxito, Dorrian sintió una corriente de energía cálida y tranquilizante que se filtraba en su alma, mucho menor que la cantidad de antes, perro todavía una enorme cantidad.
La voz de Ausra resonó en su mente
—Evolucionando a la tercera etapa de crecimiento de dragón m… —Ausra se interrumpió a sí misma de manera abrupta, y luego continuó—. Evolucionando a la cuarta etapa de crecimiento de dragón myyr.