Ruido metálico
Nada sucedió.
El tubo no se movió en absoluto y permaneció perfectamente firme.
Dorian lo miró fijamente con consternación por un momento antes que sus ojos destellaran, y una pequeña sonrisa apareciera en su cara.
—Ah, así. Por supuesto.
Tiró del tubo de sellado nuevamente, esta vez infundiéndole energía de su matriz de hechizos del alma, activándola.
ZUMBIDO
Inmediatamente, Dorian sintió una ola de energía invadir su cuerpo. La sensación de hormigueo que recibió del flujo electrizante de energía se exacerbó, expandiéndose a una palpitante quemadura. Sin embargo, a pesar del dolor, Dorian podía decir que no estaba siendo herido. Como mucho, la energía que lo rodeaba en realidad estaba curando las heridas menores que aún tenía, protegiéndolo.
Era casi como si la energía fuera parte de él y no quisiera hacerle daño. Era cómodo, aunque la enorme cantidad de ésta estiraba el límite de su tolerancia.